La puerta del ascensor se abre y ¿quién entra? Nada menos que Iván el Inversor. Ha dejado innumerables correos de voz con la secretaria de Ivan tratando de programar una reunión con él durante meses. El ascensor comienza a subir y sabes que tienes menos de un minuto para captar la atención de Ivan y lanzarle tu idea de negocio. Es posible que esta oportunidad nunca vuelva a aparecer; afortunadamente, está preparado con su tono de ascensor claro y conciso.