Soy el rey Carlos no hay castillo que se me resista
NO queda muralla , ciudad que se me resista sólo Zaragoza
Pero Zaragoza estaba en las montañas....
Oíd, señores, qué azote nos abruma. El emperador Carlos, de Francia, la dulce, a nuestro país viene, a confundirnos. No tengo ejército que pueda darle batalla; para vencer a su gente, no es de talla la mía. Aconsejadme, pues, hombres juiciosos ,¡guardadme de la muerte y la deshonra!
¡Nada temáis! Enviad a Carlos, orgulloso y altivo, palabras de servicio fiel y de gran amistad. Le daréis osos, y leones y perros, setecientos camellos y mil azores mudados, cuatrocientas mulas, cargadas de oro y plata y cincuenta carros, con los que podráformar un cortejo
¿Quiere rehenes?, pues bien, mandémosle diez o veinte, para darle confianza
Podría funcionar...
-Señores barones, iréis hacia Carlos. Está ante la ciudad de Cordres, a la que ha puestos sitio. Llevaréis en las manos ramas de olivo, en señal de paz y humildad. Si gracias a vuestra habilidad, podéis llegar a un acuerdo con él, os daré oro y plata a profusión ,tierras y feudos a la medida de vuestros deseos.