Por desgracia, Patroclo, luchó en la guerra, se enfrenta a Héctor, uno de los hijos del rey Príamo, y el mejor de ellos en la batalla, quien a la postre, acaba por darle muerte pensando que se enfrentaba a Aquiles. El guerrero griego, al saber de la desgracia de Patroclo, entra en cólera y decide volver a la lucha. Además, el hecho de que los troyanos no le concedan el cuerpo de su amigo para enterrarlo en paz le hace enfadar más todavía.
En esta tesitura, Aquiles acaba por localizar a Héctor, con quien tiene una dura batalla, pero termina por dar muerte al héroe troyano. Así pues, en venganza, ata el cuerpo fenecido de su rival a su carro y lo arrastra por la playa de Ilión en señal de humillación.
Mientras tanto, Príamo, desolado por la muerte de su querido hijo, decide una noche acercarse a hurtadillas hasta la tienda de Aquiles en el campamento griego para pedirle que le dé el cuerpo de su hijo de forma que pueda enterrarlo dignamente.Aquiles, ante las palabras de amor y desolación del rey Príamo, le concede tal honor para que pueda enterrar el cuerpo de su hijo dignamente y con los honores que merece como héroe real troyano.