¡Pero por qué siempre afirman ustedes que estoy loco ? La enfermedad había agudizado mis sentidos, y mi oídoera el más agudo de todos. Muchascosas oíen en infierno ¿Cómopuedo estar loco, entonces?Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
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Me es imposible decir como aquella idea me entró a la cabeza por primera vez; pero una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Queríamucho al viejo.
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Me parece que fue su ojo que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre.. Un ojo celeste y velado por una tela. Cada vez que me clavaba en mí se me helaba la sangre.
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Todas las noches a las 12, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... suavemente! Y cuando la abertura era lo bastante grande, levantaba una linterna, apagada, de manera que no se viera la luz, y tras ella pasaba la cabeza.
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Si, cautelosamenteprendíala linterna, para que solo un rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante 7 largas noches, pero siempre encontréel ojo cerrado, por eso me era imposible cumplir mi obra.