En el camino, encontraron treinta o cuarenta molinos de viento .
mire vuestra merced, aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento.
la ventura va guiando nuestras cosas a mejor, amigo Sancho, aquello q ves son unos desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla.
Yo le advertí.
Bien parece, que no estas cursado en esto de las aventuras, ellos son gigantes, y si tienes miedo, quítate de ahí.
Diciendo esto dio de espuelas a Rocinante, el iba tan puesto sin atender a las voces de su escudero advirtiéndole de que no eran gigantes.
Non fuyades, cobardes y viles criaturas; que un solo caballero es el que os acomente.
Embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos.
Calla amigo Sancho, que las coas de la guerra, mas que otras están sujetas a continua mudanza.
¿no le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacia, que no eran sino molinos de viento?
Ayudándole a levantar, torno a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Hablando sobre la pasada aventura, siguieron el camino de Puerto Lápice.
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