El primer domingo de julio, por la tarde, entraron a la casa de don Julián Arangüena los cuatro varayok’s deK’ayau.
Necesitamos al toro Misitu, a este se le atribuyen cualidades sobrenaturales, es perfecto para esto.
¡Bueno, bueno! No me opongo. Pero advierto. Ese toro va destripar a todos los indios que vayan de comisión para traerlo de K’oñani.
Un miércoles por la mañana, a mediados de julio, el subprefecto hizo llamar al alcalde y a los vecinos notables del pueblo.
He recibido una circular, prohibiendo las corridas sin diestros. Para ustedes que han hablado tanto de las corridas de este pueblo, es una fatalidad. Pero yo creo que esta prohibición es en bien del país, porque da fin a una costumbre que era un salvajismo,si quieren tener corrida en fiestas patrias. La circular será pegada en las esquinas del jirón principal
El alcalde miró asustado a los vecinos; los vecinos se levantaron de sus asientos y miraron al subprefecto.
Haremos reclamo entre todos los vecinos.
¡cómo va a ser eso! Hay apuesta pendiente para este año entre el barrio de K’ayau Pichk'achuri. Y al Misitu de don Julián lo van a traer los indios de K’ayau.
El subprefecto vio, desde el corredor de su despacho, entrar a la indiada de los barrios a la plaza; llegar en tropas grandes, hablando entre todos, y reunirse al pie de la alcaldía.
¿Oyó eso sargento?
Ya no hay nada, señor subprefecto. Así son estos cholos, arman su bullón y después desaparecen.
El director de Gobierno recibió al mismo tiempo el telegrama de los vecinos notables, agradeciéndole por la supresión de las corridas sin diestros en toda la República.
El estudiante Escobar
¿Cómo es posible que en Puquio se quedaran sin corrida india? Esperaban todo el año el 28 de julio para subir a los balcones de los Cabreras, y contener la respiración para ver al K’encho, al «Honrao» Rojas,arrastrando a los indios borrachos contra los toros...
Escobar informó minuciosamente sobre sus gestiones y sobre las noticias que pudo conseguir acerca de la prohibición de las corridas sin diestros.
Acordaron hablar con el director de Gobierno, contratar al torero y viajar a Puquio, todos.
Están fregados! . Ya no hay salida. Iremos todos en mi carcocha, con torero incluido.