Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Era pequeño, de ánimo débil y vestía ropas viejas.
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón
Aquel hombrecito tenía el cuerpo muy pequeño y miserable, sin embargo, su fuerza era como la de un hombre común.
No hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio; y hacía todo lo que le ordenaban
Buenos días, patrón
JAJAJAJAJAJAJA
¿Eres gente o qué cosa?
¡A ver! Al menos sabrás lavar ollas, sabrás agarrar una escoba...
JAJAJAJA
¡Muy bien!
Ey tú, lleva esto a la camioneta
Sí, papacito.
Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Era pequeño, de ánimo débil y vestía ropas viejas.
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón
Aquel hombrecito tenía el cuerpo muy pequeño y miserable, sin embargo, su fuerza era como la de un hombre común.
No hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio; y hacía todo lo que le ordenaban
Buenos días, patrón
JAJAJAJAJAJAJA
¿Eres gente o qué cosa?
¡A ver! Al menos sabrás lavar ollas, sabrás agarrar una escoba...
JAJAJAJA
¡Muy bien!
Ey tú, lleva esto a la camioneta
Sí, papacito.
Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Era pequeño, de ánimo débil y vestía ropas viejas.
Arrodillándose, el pongo le besó las manos al patrón
Aquel hombrecito tenía el cuerpo muy pequeño y miserable, sin embargo, su fuerza era como la de un hombre común.
No hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio; y hacía todo lo que le ordenaban
Buenos días, patrón
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¿Eres gente o qué cosa?
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¡Muy bien!
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Sí, papacito.
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No hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio; y hacía todo lo que le ordenaban
Buenos días, patrón
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Sí, papacito.
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No hablaba con nadie; trabajaba callado; comía en silencio; y hacía todo lo que le ordenaban
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