Se que no tengo ni voz ni voto en vuestras asambleas. Pero vengo a recordaros que hay una Ley en la Selva que otorga la posibilidad de comprar un cachorro por un precio justo, salvo en el caso de que el cachorro se haya hecho merecedor de la pena de muerte.
Y nada dice la Ley sobre quién puede ofertar para que la compra se haga efectiva. ¿Estoy o no en la verdad alinterpretar la Ley?
Hemos obrado sabiamente, Con el tiempo los hombres se hacen muy prudentes. Nos puede ser de gran utilidad para la caza.
¿Porqué ustedes, jóvenes fuertes, se dejan guiar mánsamente por un viejo decrépito y un cachorro humano?
Ni siquiera yo puedo mi-rarte a los ojos, y eso que conozco bien a loshumanos. Y, además, te quiero, hermano. Losdemás tienen motivos para odiarte: No puedenresistir tu mirada, eres sabio, has arrancadoespinas de sus patas y, en definitiva, eres unhombre.