El dios de los mares Poseidón vio a lo lejos a Odiseo, por lo que amontonó las nubes y agitó el mar, sosteniendo el tridente entre sus manos, e hizo levantarse grandes tempestades de vientos de todas clases.
seguro que los dioses han cambiado de opinión respecto a Odiseo mientras yo estaba entre los etíopes, que ya está cerca de la tierra de los feacios, donde es su destino escapar del extremo de las calamidades que le llegan. Pero creo que aún le han de alcanzar bastantes desgracias.
Sin embargo Ino Leucotea, quien participaba del honor de los dioses en el fondo del mar vio a Odiseo y se compadeció de él.
¿Por qué tan acerbamente se ha encolerizado contigo Poseidón, el que sacude la tierra, para sembrarte tantos males? No te destruirá por mucho que lo desee.
Fue así como Ino Leucotea le dio instrucciones y le entregó un velo a Odiseo para que se pudiera librar de la tormenta.
Quítate esos vestidos, deja que la balsa sea arrastrada por los vientos, y trata de alcanzar nadando la tierra de los feacios. Toma, extiende este velo inmortal bajo tu pecho, y no temas padecer ni morir. Mas cuando alcances con tus manos tierra firme, suéltalo enseguida y arrójalo al ponto rojo como el vino, muy lejos de tierra, y apártate lejos.
Entonces Poseidón levantó una gran ola, que arrastró a Odiseo y dispersó los grandes maderos de la balsa.
Odiseo rápidamente extendió el velo por su pecho, pero cuando estaba a punto de nadar, Poseidón lo vio, así que fustigó a los caballos de hermosas crines y enfiló hacia Egas, donde tiene ilustre morada.
Ahora que has padecido muchas calamidades vaga por el ponto hasta que llegues a esos hombres vástagos de Zeus. Pero ni aun así creo que estimarás pequeña tu desgracia.
Sin embargo, Atenea, la hija de Zeus cerró el camino a todos los vientos y mandó que todos cesaran y se calmaran y quebró las olas hasta que Odiseo llegara a los feacios.