Ya veo que piensas lo mismo que yo -dijo Mr. Enfield-
Y sabes si el que extendió el talón vive ahí?
Y nunca has preguntado a nadie acerca de esa casa de la puerta?
Pues no señor, he tenido esa delicadeza -fue la respuesta
Sabio proceder, sin duda -dijo el abogado. -Pero sí he examinado el edificio por micuenta
-Es buena norma la tuya, Enfield
, hay una cosa que quiero preguntarte. Megustaría que me dijeras cómo se llamaba el hombre que atropelló a la niña.
Y cómo es físicamente? -No es fácil describirle. En su aspectohay algo equívoco, desagradable, decididamente detestable.
-Mi querido Utterson -comenzó a decir Enfield, que no cabía en sí de asombro.
Lo sé -dijo su interlocutor-, comprendo tu extrañeza.
berías haberme avisado -respondió el otro con un dejo de indignación-. Pero teaseguro que he sido exacto hasta la pedantería, como tú sueles decir. Ese hombre teníauna llave, y lo que es más, sigue teniéndola.