El currículo, lejos de ser un conjunto fijo de contenidos, debe ser entendido como un proceso en constante movimiento y cambio. Este concepto, propuesto por el docente Francisco Beltrán Llavador, nos invita a ver el currículo no como un objeto estático, sino como un proceso dinámico que refleja y se adapta a las vivencias y necesidades de nuestra sociedad.
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Este punto de vista destaca que el currículo es una creación de sentido influenciada por las historias de nuestra vivencia y que no se adhiere a los enfoques tradicionales de Tyler y Taba. En su esencia, el currículo es un proceso que se manifiesta de manera dinámica al elegir, aplicar y evaluar los contenidos culturales en el ámbito educativo. Es más que una lista de temas para enseñar; es un contexto de actividades de aprendizaje que se ajustan y cambian según las necesidades de los estudiantes y la sociedad.
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El Currículo como Proceso Dinámico
Transformación y Adaptación
Esta secuencia constante permite que el currículo se transforme en una herramienta activa, capaz de representar los valores y prioridades culturales, y de ajustarse a las nuevas realidades educativas. Dentro de esta situación, la innovación educativa implica la habilidad de reconsiderar y reestructurar los enfoques de enseñanza, el material de estudio y los procesos de evaluación con el fin de mejorar su relevancia y significado.