Una vez en la enfermería, le comentaron que era muy peligroso volver a pelear, que se exponía a una contusión más grave, que lo mejor era abandonar el torneo.
Pero, necesito seguir peleando.
¿Por qué hijo? Seguro que tu papá y tu mamá ya están muy orgullosos de tí.
No quiero hacer esto por mis papás, quiero luchar por mí. Ayúdame a ser mejor ¡Déjame pelear!
Vamos chico, lo hiciste bien, no te deprimas. El segundo lugar no es malo.
Así, Leonardo subió al ring con la autorización de Sagarra, después de recuperarse, aunque siguiera dañado, el debía terminar esta pelea. Ahora, se enfrentaba nada más y nada menos que al campeón del año pasado: Conor.
DING DING
¡Ten mucho cuidado hijo!
Finalmente, la diosa Nike le sonrió a Leonardo, quien derribó a Conor en el último round. Situación que parecía imposible, pues Leonardo había caído en el round pasado y fue salvado por la campana.
Leonardo: ¡El nuevo campeón!
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Los rounds pasaron y la pelea era intensa, los 2 cayeron al menos una vez al ring, pero se levantaron, sin duda tenían hambre por la victoria.
¡Lo logró!
Gracias por sus enseñanzas. Pasé de ser aguador a campeón. Le agradezco a enseñarme a pelear por mí mismo.
¡Coaaach, lo logré!
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Lo que has logrado hoy, es solo un reflejo de todo tu esfuerzo en estos meses. Estoy orgulloso de tí y se que tus padres lo están más.
Te espera un gran futuro hijo. Este es solo el fin del primer reto. Sin duda has crecido mucho en estos meses. Felicidades.
Con el premio del torneo, Leo pudo pagar sus colegiaturas sin preocuparse. Comaprtió más tiempo con sus amigos por la libertad que le dió ese premio y tuvo más tiempo para entrenar,
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¡Felicidades Leonardo, eres genial!
Leonardo, no solo ganó un torneo. Ganó experiencia, este suceso lo transformó y sin duda el no volverá a ser el mismo. El sigue entrenando para ser el mejor, porque descubrió que tiene ¡Sangre de campeón!
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