Salía del Hospital de la Resurrección, en Valladolid, un soldado con aspecto de haber pasado una dura enfermedad. En la salida del lugar se encontró con un amigo suyo.
¡Señor alférez Campuzano! ¡Pero que pintas!
Hospital
Madre mía, casi la palmo
Los dos amigos fueron a San Llorente. Allí, tras asistir a misa, fueron a comer y a hablar en la casa del licenciado Peralta.
Me casé con una mujer llamada Estefanía de Caicedo. ¡Cómo me arrepiento de aquello!
A ver, ¿qué ta' pasao?
Cuando Campuzano conoció a Estefanía, quedó asombrado con sus riquezas. Así que trató que ella se enamorase de él para pedirle matrimonio. Aunque fue ella quien se lo acabó pidiendo.
Busco marido al que servir y obedecer. ¿Se casaría usted conmigo?
Venga, mozo, que tengo tierras
Campuzano le enseñó a Estefanía sus pertenencias, que según él tenían mucho valor (aunque realmente valían muy poco) y se casaron.
Mira que bonitas joyas, son todas suuper reales, de lo mejorcito, eh
Mira que bonita mi casa, es totalmente mía y solo mía, de nadie más
Tiempo después, la pareja le deja la casa a una amiga de Estefanía para que la haga pasar por suya para conseguir marido. Pero al final Campusano se entera de que es la verdadera dueña de la casa y que su pareja le había engañado, robado las joyas y huido con su amante.
Señor alférez Campuzano, Estefanía le ha estafado, robado y engañado.
¡Estefaniaaaaaa!
Tiempo después, Campuzano enfermó de sífilis y durante su estancia en el hospital escuchó como 2 perros hablaban entre ellos de su vida, así que escribió su conversación y, posteriormente, se la da a Peralta para que la lea.
Mira tío, no me creo na' , pero venga, lo leo por ser tú.
¡Y encima va y me pega la sífilis! Pero bueno, a lo que iba, que esos dos chuchos estaban de chismorreo total.
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