Tienes que venir un día a mi casa, quiero yo darte una lejía que te dejará el pelo rubio como el oro. ¿Puedo ver a Melibea?
La Celestina intenta convencer a Lucrecia para entrar a ver a Melibea...
Ha venido Celestina, está en la puerta de atrás.
Esto mi vida es amor, tan sencillo de perder, cuanto duro de ganar.
Quédate aquí y avísame si vuelve mi madre.
Lucrecia informa a Melibea a cerca de la llegada de la Celestina...
La Celestina entra en acción utilizando sus dotes de alcahueta...
Yo nada señora. Es otro quien tiene necesidad de ti.
Dime lo que necesitas.
La Celestina le introduce el tema a Melibea...
A un hombre he dejado enfermo de muerte, pero una palabra de tu boca puede curarlo.
¡Por el amor de dios, no des más rodeos y dime quién es el enfermo!
Es un caballero joven, noble, buen mozo, todo un gentil hombre. Se llama Calisto.
Cuando en la conversación aparece el nombre de Calisto...
¡No me vuelvas a mentar a ese loco, si no aquí mismo me caeré muerta! ¡¿Qué palabra de mi boca podría yo decirle que no fuera indigna de mí?!
Ese cordón que te ciñe es fama de que ha tocado todas las reliquias que hay en Roma y en Jerusalén.
Puesto que todo ha venido de buena intención, yo vuelvo a respirar tranquila.Que dé sobra pía y santa, consolar a los afligidos y cuidar a los enfermos.
Al final, Melibea le entrega el cordón...
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