Dos amigos, Carla y Diego, se encuentran por las calles de Mazatlán. Hace mucho calor y Carla bebe agua de una botella.
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¡Hola, Diego! ¿Cómo estás aguantando este calor de Mazatlán? Está brutal, ¿no?
¡Hola, Carla! La verdad, nunca lo pienso mucho. Solo bebo agua cuando tengo sed.
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Yo antes era igual, pero me di cuenta de que tomar agua regularmente me hace sentir más enérgica y menos cansada.
Interesante... A veces me siento agotado por la tarde, tal vez debería intentarlo.
Vamos a comprar un agua Carla?
*Carla mira a Diego con curiosidad.*
Me parece bien Diego.
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¿Y cuánta agua crees que debería tomar al día?
No hay una regla fija, pero intento beber un vaso cada par de horas.
Así me aseguro de mantenerme bien, sobre todo con este calor.
*Diego toma un sorbo de la botella*
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Voy a empezar a hacerlo, a ver si noto la diferencia. Gracias por el consejo.
¡De nada! Tu cuerpo te lo va agradecer , ya verás.
EL FIN.
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En un caluroso día en Mazatlán, Diego se da cuenta de que pequeños cambios, como beber más agua, pueden hacer una gran diferencia en cómo se siente a lo largo del día. Así, bajo el sol ardiente, un simple consejo se convierte en un paso hacia una vida más saludable.