Ana Frank 2
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- Se oyeron pasos apresurados fuera, los ladrones habían huido. Para evitar que la Policía notara el hueco, volvieron a poner la tabla, pero una fuerte patada desde fuera la hizo volar de nuevo por el aire. Van Daan cogió una hacha y dio un fuerte golpe en el suelo. Un matrimonio iluminó con una linterna muy potente todo el almacén. «¡Rediez!», murmuró uno de nuestros hombres, y... ahora su papel había cambiado del de policía al de ladrones.
- Van Daan gritó: "¡Policía!»
- esa misma noche
- Se hicieron las diez y media, las once, ningún ruido; por turnos, papá y Van Daan venían a estar con nosotros. Entre nosotros se oía la respiración de toda la familia, pero por lo demás no nos movíamos. Pasos en nuestra escalera, luego un traqueteo en la puerta giratoria.
- Entonces también encontrarán el diario de Ana! -se inmiscuyó papá.
- -¡Pues quemadlo! -sugirió la más miedosa de todos.
- -¡Sí, en el horno...! -le contestó el señor-. Si nos encuentran a nosotros, ¡que también encuentren la radio!
- -¡Hay que esconder la radio! -suspiró la señora.
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