¡Jolines! Que bien me ha ido en estas tierras maravillosas.
Gracias a sus habilidades observó como se desenvolvían los hombres habidos de fortuna y fama, lo que le ayudó a acrecentar su fortuna y se hizó de renombre en las tierras caribeñas.
Hernán Cortés llamó la atención del gobernador de Cuba, Diego Velázquez, quien le confió una expedición a Nuevo México. Con ello quería reponerse de los reversos sufridos por Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva.
En el año de 1519, Hernán zarpo de Cuba con 11 naves y alrededor de 550 soldados, de los cuales eran 32 ballesteros, 13 escopeteros, 200 indios y algunos esclavos negros, sin olvidarse de un grupo de indias de servicio. También puso a su disposición 10 cañones de bronce, 4 falconetes y 16 caballos.
¿Por qué vamos tan lento?
Moya que sepas maya, eso nos ayudará a entender a estos indios.
La primer para de la expedición de Cortés fue en Cozumel, dónde se le unión Gerónimo de Aguilar, que le sirvió después de traductor.
Si, ayuda mucho saber su lengua
Rodearon la Península de Yucatán, hasta llegar a Tabasco, donde tuvo lugar la gran batalla contra los indígenas en Centla.
¡Ataquen!
¡Vamos!
Después de la derrota de los indios, estos entregaron a un grupo de mujeres a Hernán Cortes, como obsequio de paz, entre quienes se encontraba la Malinche, quien hablaba náhuatl y maya; junto a Gerónimo de Aguilar fueron piezas claves para la comunicación entre los indígenas y los españoles.