Paolo y Fernanda tienen 6 meses de relación, en los cuales las discusiones han superado los momentos felices…
¡Otra vez lo mismo, Paolo! Nunca me das mi lugar, tu familia siempre está primero, ¿acaso no me amas?
¡NO! No puedo más, estoy cansada de soportar no ser tu prioridad.
Mi amor, ¿cómo vas a decir eso? Claro que sí. Pero debes entender que hay situaciones que no puedo evitar.
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Pero tú eres mi prioridad, te lo he demostrado y además, sabes que la familia es importante para mí.
¡Pero no hasta este punto! Te dije que te necesitaba en ese momento difícil, pero tu mamá te llamó y decidiste dejarme. Ponte en mi lugar.
De acuerdo, amor. Solucionémoslo, ¿si?
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Primero respiremos mientras caminamos, esto nos ayudará a liberar nuestra ira y a poder comunicarnos asertivamente.
No creo poder hacer eso, esos ejercicios no funcionan.
Vamos, amor. ¡Sé que puedes! Hagámoslo por nuestra relación.
Está bien...
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Ahora más calmados, es momento de escucharnos y analizar nuestras posturas.
Bueno, cada vez que siento tengo prioridad en tu vida, llega tu familia y me roba esa posición; si no es un problema, es un favor que desean que les hagas.
Te comprendo. Ahora me gustaría decir que no siempre es así, pero si lo ha sido, quiero que me disculpes.
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Sí, así fue. Pero ahora que lo sé, mejoraré. Ahora quiero que hagamos una promesa, cada vez que algo nos disguste, nos sentaremos a conversarlo y luego haremos algo divertido, ¿te parece?
Está bien, también acepto que no te lo había comentado y tal vez mi falta de comunicación te hizo creer que todo estaba bien.
Me parece increíble, eso nos ayudará a mejorar y ahora, ¿vamos a comer algo?
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Sí, es increíble cómo los problemas se pueden resolver de una manera tan práctica.
Por supuesto, es momento de relajarnos y conversar de las cosas bonitas de esta semana.
Sin duda, resolver los conflictos en pareja requiere un enfoque colaborativo y de compromiso, en el que ambas partes sean capaces de escucharse, entenderse, llegar a acuerdos y mejorar su convivencia.