Que raro me siento, todos vienen con pareja, menos yo y esa chica.
Hola, oye te quiero invitar a comer o a tomar algo, ¿aceptas?
Algo como querernos
Hay una posibilidad, ¿sabes?, de que usted y yo lleguemos a algo
Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Ahí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad.
Vivo solo en un departamento y no queda tan lejos.
La posibilidad es meternos en la noche. Donde usted no me vea ni yo a usted.
Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabia?
¡No!
Bien, entonces vamos.
No seria tan mala idea.
Estuve esperando por casi 45 minutos para que ella saliera del cine, tuve que caminar atras ella durante varios metros hasta que me animé a hablarle.
Ella acepto y como lo pensé, ella sentía lo mismo que yo.
Y ella no me dio un no por respuesta...
En ese instante comprendí que debía arrancarme (y arrancarla) de aquella mentira que yo mismo había fabricado. O intentado fabricar. Fue como un relámpago. No éramos eso. No éramos eso.
Lloramos hasta el alba. Desgraciados, felices. Luego me levanté y descorrí la cortina doble.