Si, es que yo siento muy sola, mis padres nunca están conmigo en la casa.
Hola Ana ¿cómo estás? Te veo triste.
No te sientas sola, Dios siempre estará contigo, ¡ven! Veamos algunos rasgos del discernimiento ignaciano que te ayudarán en tu vida.
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Lo primero que debe hacer es buscar y hallar a Dios en todas las cosas, ya que él está siempre con nosotros donde vayamos.
Tienes razón, Dios está presente en toda acción, y situación de mi vida, debo aferrarme más a él.
Lo segundo es, tener una relación personal con Cristo y amor por la Iglesia, ya que él nos da la vida y debemos agradecer por sus bendiciones.
Debo acercarme más a Dios, y esperar que haga su voluntad en mi vida, e ir aprendiendo de su amor en la iglesia.
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El tercer paso es reflexionar por la gratitud, que nos lleva como un servir a los demás, es importante tener eso en la cuenta para hacer la voluntad de Dios.
Debemos reflejar el amor de Cristo en nuestras acciones, y mostrar lo que puede tener en nuestras vidas si creemos en él.
El cuarto paso es la contemplación en nuestras acciones, a través de la oración, debemos orar unos por otros por las necesidades que tenemos.
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Así es Ana, y el sexto paso es tener fe, la que es la justicia, porque es así como expresamos la fe, por medio de la dignidad humana.
El quinto paso es tener una libertad del conocimiento interior, y del discernimiento cierto ?
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El séptimo paso que debe tener una visión positiva, y comprometida, y ver cómo interactúan constantemente en la creación.
Carlos me dijo que también debo darle gloria a Dios
Exacto, ese es el paso siguiente, como personas debemos alabar a Dios, y trabajar en sumisión, que es predicar de él en todo el mundo.
Ahora lo entiendo, heno que sanar a las personas, y los dados que cuando nos acercamos a él, jamás dejar solos, y que lo que ver obrar en nuestras vidas.
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Sí, escucharlo porque está con nosotros, y no nos deja solos si tenemos fe en él, Dios no nos abandona nunca.
Los dos últimos pasos hijo; flexibilidad, y unión de ánimos.
Esto consiste en respetar cada experiencia de las personas, ya sea positivo o negativo, pues siempre se aprende de cada cosa, y eso nos une más a Dios.
Gracias a ti Alicia, te lo, ahora sé que, si confío en Dios, jamás me sentiré sola de nuevo.
Así es Ana, ha aprendido mucho de la espiritualidad ignaciana.