La disfrutaba tanto, que por eso decidí ser maestra.
Recuerdo que trabajábamos un tema cada semana y que la maestra, primero, nos explicaba y después nos dejaba una actividad cada día.
La mayoría de las actividades nos hacían leer, pensar y escribir mucho.
Pero no solo eso, muchas de las actividades nos divertían y creo que así aprendíamos más.
A mí todavía me tocó estudiar con un Plan que era más teórico o tradicionalista, pero la maestra verdaderamente se esmeraba en hacer sus clases más dinámicas y funcionales.
Ella fue una gran maestra que, a pesar de las características de mi grupo y de trabajar con un Plan con temas aislados, logró muchas cosas buenas en nosotros, sus alumnos.
Gracias a ella reafirmé que quería ser maestra y además, ser como ella...
Hoy disfruto, amo ser maestra; sigo los Planes y Programas actuales, pero también sigo el ejemplo de mi Profesora: ejerzo mi autonomía curricular y profesional para cubrir antes que cualquier otra cosa, las necesidades, gustos e intereses de mis alumnos.