Así es, tuve que hacerlo, para que siguieran pariendo los animales.
En el mismo día del carnaval, llegó al pueblo una mujer llamada Fernanda del Carpio, que también poseía una inmensa belleza. Pero, ella había sido llevada al pueblo como estrategia para detener la insurrección liberal. Desgraciadamente, la fusilería empezó a disparar e hirió a Fernanda, provocando que huya de Macondo.
Quiero alquilar la casa.
¡Por el amor de Dios, no es justo que ahora me vengan con este recuerdo!
Váyase.
Aureliano Segundo encantado por su belleza se fue a buscarla a su pueblo natal y se la llevó a Macondo para casarse. Aureliano Segundo siguió viéndose con Petra Cotes en su casa y eso casi arruina su matrimonio. Pero, gracias a las excusas del trabajo, Fernanda y él fortalecieron su relación y tuvieron una hija a la cual llamaron Renata Remedios (pero nombrada por todos como Meme). Anteriormente ya habían tenido un hijo llamado José Arcadio.
Ahí viene un asunto espantoso como una cocina arrastrando un pueblo.
Aureliano en contra de su voluntad, recibe la visita de sus 17 hijos con su mismo nombre. Ellos se quedaron un tiempo en Macondo y recibieron, durante la misa del Miércoles de Ceniza, una marca de ceniza en forma de cruz en la frente, la cual es permanente. En Macondo solo se quedó Aureliano Triste.
Aureliano Triste con el deseo de alojarse en una casa abandonada, descubre que había alguien dentro. Una señora muy anciana que lo amenazó para que se vaya de allí. Esa señora era Remedios, la cual habían dado por muerta hace mucho.
Gracias a la visita de sus otros hermanos, todos pudieron arreglar la fachada de la casa de Rebeca. Y en otra visita, Aureliano Centeno decide quedarse a vivir con su hermano Aureliano Triste para ayudarlo en su negocio de fabricar hielo. Aureliano Triste, en su ambición, le pide dinero a Aureliano Segundo para traer el ferrocarril a Macondo y en medio año lo logra.
Debido al ferrocarril, llegaron muchos forasteros a Macondo. Mr. Herbert, un americano, llegó a probar el banano y fascinado con su sabor, dijo que Macondo tenía el potencial de cultivar este fruto en demasía. Luego, con la llegada del señor Brown, se establece una plantación extensa de bananos. José Arcadio Segundo deja su oficio de criador de gallos y se dedicó a ser capataz en la plantación.