Y en cantidad suficiente para llenar los museos de todo el mundo.
En esta altiplanicie hay muchos huesos. ¡Pertenecen a animales prehistóricos!
¡Restos humanos!
Alguien nos tomó la delantera y por lo visto no pudo salir.
Humm... Este hombre debió pertenecer a la cuaternaria.
Completamente. Debía tener las uñas y los cabellos extremadamente desarrollados.
¿Estás seguro?
Mi tío Otto siguió examinando el hallazgo, calculó la estatura que, al parecer, era bastante superior a la media nuestra. Avalaron sus palabras el hallazgo de nuevos restos humanos; sin embargo, la idea de que de un momento a otro pudiera surgir algún cavernícola volvió a hacerme temblar.
Todo es posible, querido sobrino, y eso quiere decir que debemos seguir prevenidos. Vayamos a informar a Hans. Nunca se sabe lo que puede ocurrir.
¿Crees que puede existir algún ejemplar vivo?
Seguíamos por el mismo camino, comentábamos los hallazgos y tío Otto se mostraba muy satisfecho. Tenía la demostración palpable de aquellos seres de la época cuaternaria de la que muchos sabios dudaban.
¡Cuidado, tío!
Seguro que no, tío. He visto moverse unas sombras.
¿Lo crees prudente?
Oh, pues no, claro...
Humm. ¿Que has visto? ¿No será que estás un poco impresionado?
No irás a decirme que tiene miedo ahora.
Nos acercaremos.
Escondámonos.
Seguimos hacia el lugar donde me pareció ver a alguien y no tardé en comprobar que no me había equivocado. Los setos se movían y escuchamos perfectamente unas pisadas.