¡Ay como me encanta el dinero! ¡Quisiera tener más! ¡Quiero viajar!
Tienes dos autos ¿Recuerdas? Intercambiemos los dos autos por mi barco.
¿Tú crees? Ando vendiendo algunos bienes para irme de viaje a otro país.
Entonces tienes que trabajar más. Con mucho esfuerzo vas a conseguir todo lo que quieres.
Pues me interesa comprarte el bote que tienes, pero no tengo dinero.
Que buena idea intercambiar.
Yo no creo que tienen el mismo valor los dos autos por el barco.
El barco me costo lo mismo que los dos autos.
Es cierto si sumo el valor de mis autos cuestan lo mismo que el barco.
La dependencia por el dinero llega a ser algo incuestionable, por lo tanto, las personas adoran al mismo ya que es universal para el intercambio y útil para conseguir las mercancías que se atienen a un valor social.
Pero no es el mismo valor que tiene el tiempo y costo de producción.
Pueden llegar a una equivalencia similar e intercambiar parece que tiene el mismo valor, pero es debido al dinero que es un equivalente general.
Entonces el dinero regula y se encarga de dominarlo todo.