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Laocoonte

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Laocoonte
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  • No creo que debas involucrarte, después de todo,¡es el hijo del dueño! Las cosas no han estado bien en la empresa. ¡Me preocupa lo que pueda pasar! ¡Tengo que advertirle al Director!
  • En un par de días tendré el dinero para invertir en nuestro "negocio". ¡El trato es muy conveniente para el nuevo proveedor y para mí, por supuesto!
  • Pienso que papá tiene razón, ¡no puede quedarse de brazos cruzados!
  • ¡Para nada! Todo saldrá de acuerdo a lo planeado.
  • ¡Perfecto! Pero, ¿no te preocupa ser descubierto? Los materiales que ofrece son de menor calidad, pero la empresa pagará el mismo precio...
  • ¡Piensa robarle a la empresa y poner en riesgo la producción! 
  • José no confía en los insumos que elegiste. ¿Comprobaste su calidad? ¿¡Valió la pena dejar a nuestro proveedor de años!?
  • ¡Claro que sí padre! ¿Cómo puedes pensar mal de mí? Además este proveedor nos ofrece generosas muestras de sus nuevos productos.
  • Desconfío del nuevo proveedor, aún cuando trae regalos...
  • José Laocoonte había trabajado por más de 20 años en la empresa. Ni bien obtuvo su matrícula de contador ingresó como pasante. Podríamos decir que pasó sus mejores años haciendo y deshaciendo cuentas... Un día, un acontecimiento inesperado alteró su monótona vida.
  • ¡Sólo me preocupa el bienestar de la empresa! ¡No fue mi intención perjudicarlo de ningún modo!
  • ¡No sé quién crees que eres, pero no debiste interponerte en mi camino! ¡Esto no va a quedar así!
  • Sentía que debía hacer algo. La empresa y el futuro de todos sus empleados estaría en riesgo si la producción fracasaba. Pero no podía decidir por si mismo; no porque fuera un pusilánime, -que, en parte, lo era- sino porque la decisión que tomara, podría afectar su trabajo y en consecuencia a su familia, puesto que él era el único sostén del hogar. Entonces, lo consultó con ellos y juntos tomaron una decisión.
  • Tal como lo había decidido con su familia, le comentó al Director de la empresa acerca de sus dudas sobre la calidad de los insumos que ofrecía el nuevo proveedor y omitió lo demás... Al enfrentar a su hijo, el Director no quedó conforme con sus excusas, por lo que decidió cancelar la compra. Por ahora la empresa se había salvado de una posible catástrofe.
  • ¡¿Qué significa esto?! ¿Quién eres?
  • Vas a tener que acompañarme, por las buenas o por las malas, tu decides..
  • No importa quién soy. Te metiste con la persona equivocada y ahora tienes que pagar... ¡Vamos!
  • Si bien había evitado un posible desastre para la empresa, sus acciones eran contrarias a los intereses de quienes esperaban sacar provecho del negocio, que él había contribuido a deshacer.
  • ¿Qué está pasando ahí?¡Buscaré a la policía!
  • ¡Di tus últimas palabras!
  • Y por eso, pronto sería castigado...
  • !Porces! ¡No! ¡Detente! ¡Qué haces?
  • ¡Malditos locos desgraciados!
  • A la mañana siguiente, camino a la oficina, fue interceptado por un desconocido, que estaba determinado a llevarlo con él, aún por la fuerza si fuera necesario. ¿Pero quién había enviado a este individuo? Para Laocoonte sólo había dos posibilidades: el nuevo proveedor o el hijo del Director. Lo que ni siquiera imaginó fueron las reales intenciones de su captor...
  • ¡Fue un día agotador! ¡Me alegra estar en casa!
  • Ante el absoluto desconcierto de José Laocoonte, este oscuro personaje finalmente manifestó sus intenciones...
  • ¡No creo que sea para tanto! ¡Debe haber un error! ¡Por favor déjame ir!
  • Afortunadamente, el castigo pensado para el pobre Laocoonte era mucho más leve y sólo se había llevado un enorme e inolvidable susto. Luego de ser liberado y en vista de lo ocurrido, tuvo la certeza de que el responsable de todo era el hijo del dueño: una vez más había elegido terribles proveedores.
  • ¡Este es José "Laocoonte"! ¡Sólo teníamos que darle un buen susto!
  • Bien, entonces ya puedes irte Laocoonte.
  • ¿Qué te pasa? Envío a José a nadar con Poseidón.
  • ¡Si Sr. gracias!
  • Ya en casa, a salvo con su amada familia, estaba listo para continuar con su monótona, pero no por eso menos feliz, vida.
Izveidoti vairāk nekā 30 miljoni stāstu shēmu