Un diálogo excepcional
Montāžas Teksta
- Oh!, ¿Dónde estoy?¿Quién eres tú?
- Soy Guillermo de Occam. ¡No puedo creerlo!, eres el gran Aristóteles.
- Un gusto. Pero, ¿cuál es mi propósito aquí?
- Vengo del futuro. Quiero que te unas a nosotros, la iglesia.
- ¿Cómo pudieron comprobarlo?
- Edad antigua.
- Tu Dios es para mi un motor inmóvil, pues este da propósito a cada cosa, incluyéndonos.
- ¿Iglesia?
- En mi caso, separé la fe de la razón. Por fe acepto a Dios.
- Después de ti, reconocimos la existencia de un Dios creador
- No creo que la naturaleza tenga una esencia más allá de lo que experimentamos.
- Edad media.
- Pero cada cosa tiene una causa, ya sea material, formal, eficiente y sobre todo final.
- Pero las esencias existen, y llegamos a ellas estudiando la naturaleza.
- Hay que optar por una explicación sin suponer entidad hipotética alguna.
- ¿Te refieres a cómo el alma clasifica la experiencia?
- Está bien.
- Prefiero hablarlo en términos de mente.
- Aristóteles, la naturaleza del conocimiento es más psicológica que metafísica.
- La experiencia es porque respondemos a objetos similares de maneras similares.
- Los sentidos proporcionan información del entorno, que se organiza: en sentido común, razón pasiva y razón activa.
- Es gracias a nuestra razón activa que la experiencia cobra sentido.
- La experiencia sensorial da información acerca del mundo y punto.
- Así, las experiencias se recogen en imágenes y su retención constituye la memoria para una posterior asociación.
- Sí, de hecho recuerdo tus leyes de asociación que se usaron en teorías del aprendizaje.
- He ahí la felicidad, pues pensamos racionalmente.
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