Midgard
Montāžas Teksta
- Este lugar me da mucha tranquilidad pero no puedo dejar de pensar en el remordimiento que me siento por haberle robado la hacha de Osrun y otras cosas más.
- La tormenta seguía a Lif por donde iba. El cielo estaba oscuro y caían rayos sin cesar. Vio un brillo rojizo a lo lejos, era un incendio en el bosque causado por un rayo. Él caminaba hacía el sur durante día y noche. No sabía hacía donde ir o quedarse, pero no podía estar el la granja de Osrun. No quería traer desgracia y la muerte a su familia adoptiva.
- Los primeros dos días no se cruzo con nadie, pero eso no le importaba, había esquivado pueblos y granjas que conocía. Al cuarto día de su expedición, atravesó un río y vio las sombras de montañas coronadas de nieve. Esto le trajo tranquilidad y tenía un lugar para donde protegerse. Buscó refugio entre las rocas apartadas del camino. Estaba cansado ya que no había dormido, y pensaba en como le había robado una carne a Osrun, un cuchillo, una hogaza, y su mejor hacha.
- ¡Agáchate, muchacho!
- Tarde en la noche Lif se despierta por el frío y el aullido de la tormenta. El viento iba en dirección de su escondite y era tan helado que la garganta le dolía al respirar. La cueva rocosa se comenzó a llenarse de blancos copos, pero había algo más... Por el sueño Lif tardo en darse cuenta que el viento y la tormenta no lo habían despertado, era algo que él creía conocer pero no sabía de dónde. Gateó hasta la entrada y agarró la hacha. Siguió asomandose y ya sabía que era ese ruido... ¡Eran lobos!
- Soy Eugel, pertenezco a los elfos oscuros. ¿Estas herido?
- Mi pie
- Lif enseguida cogió todas sus cosas y amarro todo en un bulto. Cuando se puso de pie tenía a un lobo enfrente. No sabía quién de los dos estaba más asustado, ya que el animal estaba paralizado. Después el lobo se preparó para saltar con un gruñido, pero Lif se echo para un lado y blandió su hacha y le dio en el hocico. Se llevo sus patas a el hocico y sus movimientos acda vez se volvieron más lentos hasta que se murió. Lif se echo a correr ya que los lobos no merodeaban solos, sino en manada.
- Cuando escucho más aullidos, corrió más rápido. Habían cuatro monstruos gigantes y se acercaban a toda velocidad. Lif chocó contra una roca y cayó, y por esto los lobos se acercaron. De repente alguien le grita que se agache, y este obedece sin pensarlo. Después dos lobos sobrevivientes se acercaron, uno murió pero el otro fue lastimado y esto le causo más rabia al animal. Por esto a Lif le clavaron los dientes en la piel, pero después alguien lo salvo lanzando una flecha al animal.
- Quien lo había salvado eran un hombre con un abrigo que le quedaba muy grande. Era una persona muy pequeña, apenas le llegaba a la barbilla a Lif. Su mirada era amable, aunque tenía una expresión de reproche y levaba un arco más grande que él. Le pregunto si estaba bien o herido. Y Lif le mostro su pie, él le ofreció su ayuda. Hablaron un rato y el hombre le dijo que se llamaba Eugel, y pertenecía a los elfos oscuros. Después de hablar por un rato Eugel le dijo a Lif para ir a una cueva que conocía, entonces Lif se levanto con su pie herido y lo siguió.
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