En todo el día no he prescrito ni una sola receta. ¡Pero mirad quién viene ahí para aliviar mis penas! Este es un pobre necio a quien su mujer ha hecho creer que está enferma, para poder verse a solas cuando ella quiera con un estudiante... Así que voy a atenderle ahora mismo.
No, no, señor licenciado: Martín de Villalba me llamo, para servir a vuesa merced.
Bienvenido sea el buen Alonso de...
¿Por qué os habéis molestado?
¡Oh, disculpe vuesa merced! Todavía son muy pequeñuelos. Yo le prometo que, cuando sane mi mujer, le traeré un ganso bien grande que estoy engordando...
¿Se tomó ya el purgante que le di?
¿Y qué plan fue ese?
Ese primo suyo dijo: "siendo los dos una misma carne, si tú te bebes ese purgante, el mismo provecho le hará a tu mujer que si ella lo tomase". Entonces, me lo tomé.
¡Ay, mi madre, eso si ni lo quiso oler! Ahora, eso sí, ideamos un buen plan para que le hiciese efecto la medicina.
El médico se tuvo que ir porque tenía que atender unas visitas, pero le dijo a Martín que pasara el siguiente día por ahí para que le mandara un buen régimen para que se acabara de curar...
El médico entra a su casa, dejando a Martín afuera
Después, sale Bárbara (su mujer) y el estudiante...
Antes de que los vean, ella se cubre con un pañuelo...
Le haré creer que tú y yo vamos a ir a la iglesia a rezar para que mejore mi salud.