Amo a mi perro, me gustaría poder entenderlo...¡Ya se! Voy a aprender a ladrar para hablar con él.
Raimundo era un hombre que tenía un perro llamado Leo, el amaba a su perro y quería poder comunicarse con él.Amor es comunicación.
¡Woof! ¡Woof!
A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo o nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desalineamiento en los que estuvo a punto de de desistir. Pero al final triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar.
Como ladrar como un perro?
La verdad es que ladro para no llorar.
JAJAJAJAJAJAJA
Ante sus amigos se auto flagelaba con humor
¡Woof! ¡Woof! ¡Woof!
¡No puede ser! ¡Lo hice! ¡Acabo de ladrar como un perro!
Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo.
¡Te estoy entendiendo!
Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinas de mi forma de ladrar?
Una tarde se animó a preguntarle, en varios ladridos.
Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano.
FIN.
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