Cuenta una leyenda que estas dos montañas representan una doncella y un joven guerrero Tlaxcaltecas. Popocatéptl e Iztaccihuat. Iztaccíhuatl, era la princesa Tlaxcalteca más bella jamás vista y esta depositó su amor en el joven Popocatépetl, uno de los más apuestos y bravos guerreros de su pueblo.
Dicen que antes de partir a la guerra en la que Tlaxcaltecas se encontraban inmersos contra sus enemigos acérrimos, los aztecas, Popocatépetl pidió al cacique de su pueblo la mano de la princesa Iztaccíhuatl. Este se la concedió a condición de que volviera sano y salvo de la guerra para desposarla.
Así, el guerrero partió a la batalla mientras que la princesa esperaba el retorno de su amor. Sin embargo la lengua viperina de un celoso rival de Popocatéptl, medió de mala fe engañando a la princesa e informándole de que su amado había muerto en combate. Arrastrada por el desconsuelo y el quebranto, desconociéndose víctima del engaño, dícese de aquella bella princesa que murió de tristeza por la perdida de su amado
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