Por ejemplo, el valor. Tener demasiado es ser temerario, como aquel chico de la moto, y tener poco es ser cobarde, como aquel chico que no se atreve a cruzar. No podemos ser temerarios ni cobardes, simplemente valientes.
Aristóteles decía que para encontrar la felicidad había que situarse en un punto medio en todos los aspectos.
No le tengo miedo al fuego
Tengo que cruzar pero me da demasiado miedo quemarme
Son todos mis ahorros. Tú los necesitas más que yo.
Creo que ya lo entiendo. Del mismo modo no debemos ser ni tacaños ni pródigos, sino generosos. Ser muy poco generoso es ser tacaño, ser demasiado generoso es ser pródigo. Como ese hombre que le ha dado todo su dinero al mendigo y ese otro que se niega a darle nada aun siendo rico.
No pienso darle ni un céntimo de mi fortuna. Es mía.
Exacto Sofía, y con esto sucede como con todo.
Pasa como con la comida. Es peligroso comer demasiado poco, pero también es peligroso comer en exceso.
Tanto la ética de Platón como la de Aristóteles se remiten a la ciencia médica griega: únicamente mediante el equilibrio y la moderación seré una persona feliz o en armonía.
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