Entonces Carlos, ¿Listo para hacer lo que yo te diga?
Al día siguiente al llegar a la escuela...
Emm... sí, dime que es lo que tengo que hacer.
Está bien, ¡Lo haré!
Más tarde ese día...
Escuchame con mucha antención, lo único que harás el día de hoy será jugarle una pequeña broma a la directora. ¿Serás capaz?
Bueno, la broma consistirá en que deberás dejarle esta caja con este ratón muerto en su oficina.
Carlos hizo el intento, pero los nervios le ganaron y no pudo cumplir con su cometido ya que fue descubierto.
El nuevo estudiante de su clase dejó esto en mi escritorio, por lo que... Carlos te espero en mi oficina.
¿Qué la trae por aquí directora?
A ver, es cierto que eres nuevo, pero traes muy buenas referencias y constancias que prueban tu buena conducta en tus antiguas escuelas, asi que dime, ¿Por qué lo hiciste? ¿Alguien te obligó?
Una vez en la oficina de la directora, comienza la charla
Nadie me obligó, Daniel y sus amigos me dijeron que si quería formar parte de su grupo debía hacer lo que me dijeran y lo hice...
Luego de que Carlos habló con la directora, esta mandó a llamar al grupo de amigos al que quería pertenecer Carlos.
Sí directora, ya aprendimos la lección.
Carlos ya me contó lo sucedido... por lo que todos deberán ser castigados con tres días de expulsión.
Mamá, papá, les pido una disculpa por haber ocasionado mi expulsión, quiero decir que me arrepiento de mis actos y que aprendí la lección.
¡Disculpa aceptada hijo!
Al final del día Carlos les contó a sus padres lo sucedido y entendió que no está bien tener que hacer cosas malas sólo por querer pertenecer a un grupo.
Lo importante es saber que hiciste mal y aprender de tus errores.
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