Además de revolucionaria tenía el papel de madre, se quedó a cargo de sus hijos José María y Alfonso, quienes también pelearon junto con los demás y murieron en distintas batallas. Rosa Bobadilla disimulando su dolor los entierró y continuó en la revolución, ganó muchas batallas contra los federales, realizó actividades a favor de las mujeres revolucionarias, sobre todo de las viudas.
Si tenemos que hablar sobre mujeres valientes de la Revolución Mexicana no podemos olvidar a una de las más bravas y más queridas: Rosa Bobadilla, mejor conocida como "La Coronela". Rosa, desde pequeña se dio cuenta de las injusticias que sufrían los campesinos y los obreros en su natal Estado de México. Así que, un día decidió levantarse en armas al mando de 50 hombres para combatir las arbitrariedades de los hacendados.
Se unió a la revolución con su marido Severiano Casas y éste fue nombrado coronel por Emiliano Zapata en Yautepec, Morelos. Al poco tiempo mataron a su esposo en una de las batallas.
Es en ese momento cuando el general Zapata le pregunta si quiere quedarse al mando del pelotón que conformaban 200 hombres; ella limpia rápidamente sus lágrimas con el torso de la mano y se le cuadra a Zapata respondiéndole:
¡Mi vida está para servirle a la patria mi general!
En el año de 1916 el General Emiliano Zapata Salazar le entregó un predio en Cuernavaca cerca del centro de la ciudad. Es una vecindad que se fue dando a conocer popularmente y hasta la fecha como: de La Coronela, el lugar se convirtió en albergue de más de sesenta familias formadas por viudas y sus hijos.
La Coronela murió en Cuernavaca en 1960 y fue sepultada en el panteón de Acapantzingo Morelos, su lápida reza: “Descanse en paz al lado de Dios y de los Héroes”.
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