El proyecto económico de los nazis era, cuando menos, errático: Hitler mismo admitió no tener una teoría económica a la cual apegarse. Los nazis apostaban más al voluntarismo y a las decisiones infalibles del führer que a la planificación estratégica de una economía. Así, dieron libertad a la propiedad privada –siempre y cuando estuviera en manos arias- y creyeron en dirigir, pero no administrar, la economía desde el Estado. Hacia el final de sus días, no obstante, el nazismo dependía del aprovechamiento de la “mano de obra barata” (léase: esclavizada) de los Campos de Concentración, para fomentar la producción de las industrias nacionales.
El régimen nazi propuso y luego construyó un modelo político que centralizó todo el poder en una suerte de Estado absolutista, totalitario y monopartidista, cuyas labores eran la organización y conducción de la sociedad completa, imponiendo la militarización y partidización de las instituciones, así como el culto a la personalidad del caudillo o führer (en alemán: “guía, coductor”) de quien emanaba toda la autoridad y el poder
El Gobierno de la Alemania nazi fue un Estado autoritario y unipartidista que gobernó Alemania entre 1933 y 1945, basado en el Principio del Führer (Führerprinzip)
El cine, la televisión y la radio fueron utilizadas como herramienta propagandística por ambos bandos antes y durante el conflicto bélico
El nacionalsocialismo comúnmente acortado a nazismo, es la ideología del régimen que gobernó Alemania de 1933 a 1945
Según su interpretación de la naturaleza social de la humanidad, los primeros estaban destinados a crecer, gobernar y multiplicarse, mientras los segundos debían extinguirse, obedeciendo a su propia debilidad e impureza. En ese sentido, el nazismo fue un movimiento pangermanista, que buscaba reunificar a los pueblos de raza alemana en una sola gran nación imperial destinada a la grandeza
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