La Celestina - Fernando de Rojas
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- Vete de aquí, ¡torpe!
- Gracias a Dios por esta oportunidad tan grande para apreciar tu perfección y sutil belleza.
- Celestina, necesito su ayuda, mi amo Calisto se ha enamorado de Melibea
- Iré a hablarlo con tu amo en ese entonces.
- Vengo con persona de respeto, Pármeno
- Ya...
- ¡Señor, son Sempronio y una vieja!
- Calisto encuentra a Melibea en un mercado mientras daba un paseo, al darse cuenta de su belleza, decide hablarle, aunque Melibea no reacciona de la misma manera que él.
- No sé...
- Bueno, podría darte una lejía de que dejará tu pelo como si fuese oro.
- ¿Puedo ver a Melibea?
- Sempronio, sirviente de Calisto, busca ayuda de Celestina para lograr un encuentro entre su amo y Melibea. Además, cuentan con la presencia de Elicia, prostituta que trabaja con Celestina.
- No vuelvas a pronunciar ese nombre, ¡qué palabra podría decir yo que no fuese indigna de mí!
- Dime lo que necesitas.
- Yo no necesito nada, quien te necesita es otro, un enfermo que sanará con una palabra tuya. Responde al nombre de Calisto.
- ¡Me han dicho que sabías una oración para el dolor de muelas!
- Celestina y Sempronio se dirigen hacia Calisto y son recibidos por Pármeno, otro sirviente de Calisto.
- El cordón que llevaba en la cintura
- ¿Qué le pediste?
- ¿Y te lo dio?
- Por Dios... pide lo que quieras a cambio.
- Celestina, después de hablar con Calisto, fue a hablar con Melibea, pero antes tendrá que convencer a Lucrecia para que la deje pasar.
- Después de entrar, Celestina convence a Melibea de volver a ver a Calisto, ya que le cuenta que sufre un dolor de muelas y ella con una oración lo puede sanar.
- Bueno, como esto ha venido de buena intención, respiraré tranquila.
- Calisto y Celestina se encuentrar para comentar como le fue a Celestina con Melibea, además le entregará el cordón de perlas de esta misma.
- Sí.
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