Patronio tengo un dilema... dentro de poco habrá un duelo en la plaza y no estoy seguro de si debo participar ya que los demás participantes son mucho más fuertes que yo.
Se ha hecho de noche señor Conde, entremos a palacio y le contaré la historia del ratón y el águila.
Había una vez un águila muy avariciosa y presumida que se pasaba el día en busca de una presa.
Un día, vio a lo lejos a un pequeño ratón solo y muy lejos de su madriguera.
Al águila no le importaba la vida del ratón, solo quería ganarse su confianza.
El águila se plantó frente al ratón. Este se asustó mucho al ver al águila, pero fingió estar tranquilo.
¡Hola ratón! ¿Puedo saber que estás haciendo? ¿Qué tal va tu día?
No hago nada malo, solo estoy buscando comida para mis hijos.
El águila como hacía calor y no quería hacer esfuerzos le dijo sin rodeos:
¡Pues lo siento por ti, pero tengo mucha hambre y tu vas a ser mi comida!
¡Espera! Te propongo un trato. Tu no me comerás si a cambio te doy a mis ocho hijos.
El águila se quedó pensativa... Al final la gula y codicia le pudieron y decidió aceptar.
Están en mi madriguera, si vamos allí te los podré dar.
¿Tus hijos? ¿Y dices que son ocho?
Está bien, acepto, pero que sea ahora que tengo mucha hambre.
¡Si! Yo que tú aceptaría porque sales ganando.
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