Cuenta la leyenda que, allá por el siglo III a.C., el tirano de Siracusa, Herón II, reclamó un día del sabio Arquímedes
Arquímedes y la corona de falso oro
QUERÍA SABER SI ESTA CORONA ES REALMENTE ORO PURO.
NECESITO TU AYUDA, ARQUIMIDES
AH CARAY, ¿QUIERE SABER SI ES ORO?
OKAY, ¿QUÉ NECESITA?
¿cuando me este bañando?
Arquímedes no sabia que hacer, pues era un trabajo un poco difícil, pero o más raro fue de que los dioses le dieran una señal divina
lo pensaré muy bien ¡¡gran dios!!!
cuando estés en la bañera recuerda esto Arquímedes , el peso de agua desplazado debía ser igual al de la parte sumergida de su cuerpo
¡Ahí esta la clave! Si introduzco la corona en un balde de agua, podría medir exactamente su masa por la cantidad de líquido desplazado, el que asciende por los bordes. Solo habría que encontrar una pieza de oro puro que tuviera exactamente el mismo peso que la corona: tal pieza habría de desplazarla exactamente el mismo volumen de agua que la joya. Si los volúmenes desalojados de líquido no eran iguales, la corona podría ser falsa.
El volumen de agua que desplazaba mi propio cuerpo en la bañera con el peso de agua desplazado debía ser igual al de la parte sumergida de su cuerpo....
Arquímedes pensaba, en la bañera hasta que por fin entendió...
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