Narrador Lázaro y su amo llegaron a un lugar al que llaman almorox
Narrador Al poco rato, un vendimiador le dio un racimo de uvas en limosna al ciego. Este acordó hacer un banquete
Ahora quiero que ambos comamos este racimo de uvas, y que hayas de él tanta parte como yo. Lo haremos de esta manera: tú picarás una vez y yo otra; con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva, yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.
Narrador se sentaron en un valladar y el amo empezó la conversación
Narrador
Hecho así el concierto, comenzaron; mas luego al segundo lance; el ciego mudó de propósito y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que Lázaro debería hacer lo mismo. Como vio que él quebraba la postura, no se contentó ir a la par con él, mas aun pasaba adelante: dos a dos, y tres a tres, y como podía las comía.
Narrador
Lázaro, engañado me has: juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres
Acabado el racimo, el amo meneando la cabeza dijo:
No es verdad. ¿Por qué sospechas eso?
¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
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