Permíteme, antes de morir, que te exija una cosa. Si quisieras volver a casarte te ruego que encuentres una princesa más bella y mejor que yo.
Érase una vez un rey afortunado y amado por su pueblo que tenía por esposa a una hermosa y virtuosa mujer. De su unión había nacido una niña con los mismos encantos y virtudes de su madre.
El rey era conocido por amar a los asnos, especialmente a uno, al que cuidaba como si fuera uno más de la familia.
Un día, después de conocer a muchas princesas y nobles casaderas sin que ninguna le satisficiera, el rey se dio cuenta de que su hija, ya en edad de casarse, era todavía más bonita y virtuosa que su madre. En una suerte de locura, el rey decidió que se casaría con su hija.La niña no quería tal cosa, por lo que partió a visitar a su hada madrina, el hada de las Lilas, para que la ayudara. El hada, que amaba a la infanta, le dijo que ya estaba enterada de lo que venía a decirle, pero que no se preocupara: nada podía pasarle si ejecutaba fielmente todo lo que le indicaría.
Pero la desgracia visitó un día al rey cuando su esposa cayó gravemente enferma. La reina, sintiendo que se acercaba su última hora, dijo a su esposo:
El rey lloró sin descanso durante días y el dolor le acompañó mucho tiempo. Pero finalmente se dio cuenta de que tenía que volver a casarse, pues no tenía hijo varón que heredara el reino. El rey empezó a buscar esposa, pero si igualar la belleza y virtudes de su esposa era difícil, más aún lo era encontrar una mujer que las superara.
...
El hada aconsejó a la princesa que le pidiera a su padre todo tipo de cosas imposibles para lograr tenerlo entretenido. Pero su padre era diligente y conseguía todo lo que su hija le pedía, por complicado que pareciese