Invitaba a fiesta a los que creyó eran sus amigos.
¡Qué buena fiesta, amigo!
¡Eres el mejor!
Pasó el tiempo y el hijo menor se quedó sin dinero. Sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad.
Ya no tengo más dinero y comida; necesito conseguir cualquier trabajo para poder subsistir.
Fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante del lugar, que lo envió a su campo a cuidar cerdos.
¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre!
El hijo menor decidió volver donde su padre después de mucho tiempo, sintiendo mucho arrepentimiento.
¡Rápido! Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.
Padre, he pecado contra Dios y ante ti. No merezco ser llamado hijo tuyo
Sus siervos comenzaron la fiesta de bienvenida al hijo que el padre tanto había esperado. Mientras que el hermano mayor llegaba a casa y preguntó por la bulla.
¿Qué ocurre aquí?
Tu hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó a matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo.
El hermano mayor no quería entrar a la fiesta, entonces salió su padre.
Hace años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya. Pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos, y ahora que ha venido ese hijo tuyo has matado para él el ternero gordo.
Hijo, tu siempre estás conmigo. Todo lo mío es tuyo, pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.