Cuando yo era pequeño, mis padres me hicieron soltar mi manta favorita y el animal de peluche. Al principio me enojé, pero pronto lo olvidé.
Cuando me alejé de mi primera casa tuve que ir a una nueva escuela. Yo también, tuve que dejar ir a todos mis amigos. Aunque estaba triste, sabía que haría nuevos amigos.
Otra vez tuve que dejar ir fue cuando perdí el campeonato estatal de fútbol en una mala llamada. Aunque, estaba loco, me di cuenta de que algunas cosas están fuera de mi control.