El Sol, el cochero del carro de fuego, se enamoró de una bella oceánide llamada Clímene
Sol se dedicaba todos los días a recorrer el cielo de oriente a occidente, mientras tanto, Clímene aguarda su llegada
Hace mucho que no veo la luz del día
Será mejor que nos separemos
No puedo permitir que mi hijo se críe en las tinieblas
Ayúdame a montar en el carro de fuego de mi padre antes de que despierte
Clímene y Faetonte salían a la calle y se dejaban acariciar por los primeros rayos del Sol, de esta forma su padre saludaba a su amada y a su hijo
Como Faetonte estaba ansioso por ocupar el sitio que le correspondía, pidió ayuda a su tía Eos
¡Buenos días!
Faetonte sintió miedo cuando los corceles empezaron a galopar. Rápidamente hizo descender el carro de fuego hacia Etiopía, tostando la piel de los habitantes y donde casi abrasa toda la Tierra.
¡Lo conseguí!
Previendo un desastre, los astros se quejaron a Zeus, quien fulminó a Faetonte. El joven calló muerto en el río Erídano
Se dice que cuando sus hermanas recogieron el cuerpo la tristeza provocó que se convirtiesen en álamos y sus lágrimas en gotas de ámbar