Iván Ivanovitch Panihidin, cuenta que experimenta un profundo miedo, pues salía de una sesión espiritualista aquella noche con sus amigos.
Amigo mío...¿Estás ahí?
Tenía que volver a casa por unas calles oscuras, pues vivía en Moscú, Panihidin no era creyente de lo espiritista pero aquella noche una corriente de miedo le recorría el cuerpo, se apuró a llegar a casa sin voltear o presentía que la muerte se le presentaría como un fantasma, tal como se lo dijo en la sesión espiritualista.
Enserio vi un ataúd.
Pellízcame, esto no puede ser real.
Llego a casa y el clima era terrible, el viento brusco lo cual alimentaba su ansiedad, encendió un cerillo, pero lo poco que alcanzo a ver lo aterrorizo demasiado, vio un ataúd, uno que se veía pues que era fino y de clase determinado para una dama de estatura.
Entonces acudió a la casa de uno de sus amigos pero no lo atendieron, así que saco la llave del lugar secreto, entro y se sacó el sacón empapado, se tiró al mueble, había tiniebla y tocaron las 2, encendió el fósforo y otra vez no calmo sus nervios ¡VIÓ OTRO ATAUD! Este era marrón, ¿era una señal? Fue en busca del doctor amigo.
Vivía cerca, cuando llego a su casa, alguien desesperado estaba bajando las escaleras, el médico también asistió a aquella sesión, se asomó y si era él, cuando se encontraron le dijo que vio un ataúd en su cuarto. Durante un tiempo estaban intentando de ver si lo que vivían era real o un sueño, pero vieron que era real.
Entonces subieron a ver si el ataúd estaba ocupado o no, para su gran sorpresa no había nada dentro, solo una carta que decía...