Corría el año 1789, en unos campos a las afueras de París unos campesinos, como en otros lugares de Francia, piensan en sublevarse...
¡Bien dicho, Bernard!
Sabía que llegaría este día...
¡Ya está bien, tanto trabajar la tierra y pasando miseria! ¡Vamos a sumarnos a nuestros compañeros que se están rebelando! Esto tiene que cambiar...¡Vamos, Aurora!
Se acercaba el 20 de junio de 1989, el ambiente era de crispación... Las ideas ilustradas de razón, igualdad y libertad habían calado en el pueblo.Se cuestionaba la figura del rey y del orden establecido.
Nuestros privilegios empiezan a peligrar...
¡Es verdad, los trabajadores hacemos todo y otros disfrutan de lo que producimos...!¡Somos maltratados por el rey y sus nobles!
¡Venimos a sumarnos a la sublevación, tenemos que cambiar este sistema lleno de abusos!¡El clero y la nobleza tienen una gran participación en las Cortes Generales y son minoría!
¡Y que se reconozcan los derechos de las mujeres!
¡Compañeros y compañeras, no pararemos hasta dar a nuestro país una constitución que haga caer este sistema injusto!
¡Sí, ya está bien! ¡Nosotros pasamos miseria y el rey y sus nobles viviendo en sus castillos a todo lujo mientras nosotros pasamos miseria!