Es difícil para mí pensar en el momento en que decidí dedicar mi vida a la enseñanza. ¿Cuándo fue? ¿Quién me inspiró?
Las interacciones sociales me parecían tortuosas y recuerdo que nunca hallé la manera de expresar correctamente mis emociones frente a los demás.
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Sin embargo, estar alejado me permitió escuchar e interesarme por las historias de otros.
Pude reconocer en ellos muchos de mis pensamientos y emociones.
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Decidí canalizar mi personalidad y mis experiencias para así obtener algo positivo: servir a la sociedad, transformar vidas, escuchar historias.
Considero que soy muy respetuoso al momento de interactuar con otros, tolerante ante comentarios que no me parecen apropiados y reflexivo ante críticas constructivas.
El ser docente me ha llevado a descubrir mis gustos. Me encanta enseñar, me divierto guiando a las personas hacia un objetivo en pro de su desarrollo.
No, ser docente ha sido una terapia personal.
¿Ha sido difícil para ti? ¿Te arrepientes de ser profesor?
Ser docente me ha llevado a asumir nuevos roles, a descubrirme cada día como persona. Tengo un largo camino por recorrer, pero en este momento todo está bien.
Además de lo anterior, mi trabajo me permite tener tiempo para realizar otras actividades de mi gusto, como leer, ver películas y pasar tiempo en familia.