Lo primero es pedir nuestra comida, para ver lo que pasa en el viaje de los alimentos cuando comemos...
Muy bien ya nos a llegado la comida por lo tanto vamos a comer y a observar lo que pasa...
En este momento entran en acción los dientes, la lengua y la saliva. Ellos son los encargados de triturar la comida para atravesar el esófago sin problemas. Además, comienza la descomposición de los alimentos gracias a una enzima llamada amilasa. Esto se llama el bolo alimenticio...
El viaje continúa por la faringe, y va camino del esófago. Y es que, siendo un tubo más bien pequeñito, situado en el cuello, es quien conecta a la nariz con la traquea y a la boca con el esófago. Por lo tanto, por aquí pasan tanto comida como aire. Lo maravilloso de la faringe es que está creada de tal forma que aire y comida llegan a sus respectivos destinos sin confusiones y sin ahogarnos en el proceso.
De la faringe, llega al esófago. Se trata de un tubo de unos 25-30cm en el que se conectan la faringe y el estómago. Por este conducto y, gracias a la deglución, este llega hasta el estómago. Aquí es donde empieza la verdadera fiesta...
En el estomago, la comida, es sometida a unos jugos gástricos, estos tienen enzimas digestivas. Mientras la comida esta ahí el hígado segrega a la bilis, esta es necesaria para la digestión de las grasas...