He oído vagamente que por las calles hay una especia de mendigo peligroso donde no lo han recibido y se le ha visto vagar. Hay que tener cuidado
¿De verás?
Me llamo Jean Valjean: soy presidiario. Vengo buscando una posada pero por mi pasaporte amarillo me han sacado. Me dijeron que viniera aquí.¿Me pueden aceptar?
Claro que si! Señora Magloire, poned un cubierto más. y sábanas limpias en la cama de la alcoba.
¿Quién sois para aceptarme en tu hogar? ¿No has escuchado que soy un presidiario muy peligroso que pasó 19 años preso?
Soy un sacerdote que vive aquí. No me importa quien fuiste en el pasado, tu padecéis. Eres mi hermano y esta es la casa de Jesucristo y vuestra casa.
El Obispo de D. después de un paseo por la ciudad, permaneció hasta tarde encerrado en su cuarto. Después entró la señora Magloire entró, hablando con mucha viveza, sobre un mendigo que estaba en las calles y que decían que era peligroso. Ella con la señora Baptistina estaban hablando sobre el tema, junto con el Obispo.
Está muy rico. Gracias!
Iré por los cubiertos restantes!
Poco después alguien toco la puerta de la iglesia y entró. Era el mendigo Jean Valjean. Entró muy decidido a pedir posada, contando toda su historia del pasado sin decir una mentira, para ver si de esa manera lo aceptaban. El Obispo humilde como siempre lo dejo entrar y le dio posada por la noche no importando quien era.
Bien, que paseís buena noche. Mañana temprano, antes de partir, tomareís una taza de leche caliente.
Gracias señor Cura.
Jean Valjean muy sorprendido que lo hayan aceptado tan fácil en la iglesia fue a hablar con el Obispo y le pregunta que como es que lo aceptaron sabiendo quien era y quien fue en el pasado. El Obispo le contesta que esa era la casa de Dios y por eso mismo eran todos bienvenidos.
Ese es problema de Dios
¡Ah! ¡De modo que me alojaís en vuestra casa y cerca de vos! ¿Quién os ha dicho que no soy malo o que no soy un asesino?
La comida ya estaba lista, así que se dirijeieron al comedor a comer. Jan Valjean disfruto mucho su comida, pues no había comida hace mucho. Despues la señora Magloire se dió cuenta de que le faltaron poner los cubiertos restantes y fue por ellos.
Señor, bendice esta comida. Amen
Después de terminar la cena, el Obispo dirigió a Jan Valjean a su cuarto, le dijo que el día siguiente antes de irse le iban a dar de comer. Jan Valjean estaba muy agradecido por eso.
Después de que el Obispo le haya presentado su cuarto Jan Valjean con un gesto brusco le pregunto al Obispo que como es que había podido confiar en él. Pero el Obispo le contesto muy sabio que ese no era su problema.