¡Oh, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú, Romeo?Niega a tu padre y rechaza tu nombre;o, si no quieres, jura que me amas,y dejaré de ser una Capuleto.
Y entonces, ¿por qué juro?
Pero, el profundo amor de mi pecho...
¡No jures en modo alguno o jura por tu encantadora persona, que es el dios de mi idolatría y así te creeré!
Bien; no jures. Aunque eres mi alegría, no me alegrael pacto de esta noche, es demasiado brusco, demasiado temerario, demasiadorepentino, demasiado parecido al relámpago, que se extingue antes de que podamos decir: ¡El relámpago! … ¡Cariño, buenas noches!…
No me dejes así tan vacío...
Un juramento de amor constante.
¿Qué más puedo darte?
Ya te juré en silencio y quisiera anularlo.
¿Me lo querrías quitar? Y, ¿por qué, amor mío?
Nada más que para mostrarme generosa y volver a jurártelo. Mi desinterés y mi veneración son tan ilimitados y profundos como el mar. Cuanto más te entrego, más me queda, porque mi amor y mi devoción son infinitos. ¡Oigo ruido adentro! ¡Adiós, querido, adiós!