El Sueño del Pongo
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- Un hombrecito de cuerpo miserable y ropas rotas, se dirigía a la hacienda de su patrón, pues era siervo
- Desde hoy debo de cumplir mi turno de pongo
- Si, señor
- ¡A ver!, Por lo menos sabrá lavar ollas, o dar de comer a los caballos, o manejarla escoba, con esas manos que parece que no son nada
- ¡Llévate esta inmundicia que no sirve para nada!
- ¿Eres gente o un duende?
- ¡Qué miedo!, no puedo contestar al patrón
- ¡JAAJAJAJAJA! Miren que feo
- Huérfano de huérfanos; hijo del viento de la luna debe ser el frío de sus ojos, el corazón pura tristeza.
- Ay, pobrecito, que pena por él
- El hombrecito no hablaba con nadie; trabajaba callado. Y todo cuanto le ordenaban, cumplía.
- Pongo, ayúdame a llevar esta mesa.
- Sí, papacito
- Sí, mamacita
- Pongo, lava esta ropa
- El patrón sintió gran desprecio por el pongo, al rezar por la noche en el corredor de la hacienda el patrón humillaba al pongo
- Creo que eres perro, LADRA
- Trota de costado, como perro, LADRA!!
- JAJAJAJ, corre, ladra!
- Ponte en cuatro patas
- ¡Guau guau!
- Pero no puedo ladrar
- Estoy cansado amo, padre, señor mío.
- Después de varios días de humillación.
- Qué? tu eres quien esta hablando u otro?
- Conmigo? tú?, cuenta todo indio
- Señor mío, anoche soñé que habíamos muerto los dos juntos
- Habla...si puedes
- Gran señor, dame tu permiso para hablar
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