Yurupary desapareció en la selva y nadie del puedo sabia como
Las mujeres ataron e interrogaron a los viejos culpándolos de la desaparición del niño, amenazándolos con “el suplicio de los peces” si no lo traían de vuelta
Al llegar la noche se dirigieron al árbol de Pihycan al escuchar los sollozos del niño, pero cuando llegaron todo se quedó en silencio.Lo buscaron por todas partes y no lo encontraron, se asustaron y decidieron no volver a buscarlo nunca.
La única que se preocupaba por Yurupary era su madre, quien se dormía escuchando los sollozos de su hijo desde algún lugar. Después de tres años ya no escuchaba los sollozos al dormir, si no la risa de su hijo.
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Mientras el crecía entre las montañas de Tenui, invisible pero fuerte y robusto, su madre solo envejecía.
Quince años después Yurupary regreso al pueblo, y los tenuinas le quisieron entregar los ornamentos de jefe, recordando que él era el tuixáua elegido, pero él no los quiso recibir porque estaban incompletos.